¿Adoración o Manipulación? (Tercera Parte) - ZonaVertical.com
Vida Cristiana

¿Adoración o Manipulación? (Tercera Parte)

Lo que los directores de adoración destacados hicieron de manera sobria, los líderes de alabanza se excedieron y comenzaron a caer en manipulación.

Hasta el momento hemos visto dos escenarios fundamentales que podrían empujar al director de adoración a ser un manipulador: la creencia equivocada de que es el responsable de producir adoración y un entendimiento errado sobre qué es la presencia de Dios. Hoy continuaré presentando un par más. Por lo tanto, ¿cuándo un director puede incurrir en manipulación?

  1. Cuando el director tiene fallas de carácter.

El aspecto más desafiante de trabajar con equipos de alabanza es lidiar con el carácter de los músicos y cantantes. No es la puntualidad, que lleguen preparados para los ensayos, ni tampoco el momento mismo de la ministración. El desafío más grande de todo pastor y líder de ministerio es lidiar con el carácter de las personas.

Un buen porcentaje de cantantes y músicos tienen serios problemas de carácter y muchas veces eso incluye al propio director. En este sentido, la dirección de adoración manipuladora suele estar relacionada con el carácter del director. Esto significa que si un director suele manipular desde la plataforma es muy probable que lo haya hecho antes en otras esferas de la vida como su círculo familiar, laboral o ministerial.

El carácter de un director manipulador es fácil de identificar:

  • Se enfada cuando no se hace lo que él quiere.
  • Le gusta dar órdenes y sentir que está al mando.
  • Exige que se le obedezca apelando a su autoridad.
  • Suele alzar la voz para imponer sus ideas.
  • No acostumbra escuchar las sugerencias de otros.
  • Calla a los demás en vez de dejar que se expresen.
  • No da el crédito a otros cuando aportan buenas ideas.
  • Le gusta presumir su conocimiento sobre ciertos temas.
  • Exige lealtad en lugar de ganársela.
  • Le gusta ganar las conversaciones con otros.
  • No acostumbra pedir perdón cuando se equivoca.
  • Tiende a echar la culpa a otros en lugar de asumirla.
  • Etc.

¿Conoces a algún director de adoración con una o varias de estas características? ¿Vino algún nombre a tu mente mientras leías la lista anterior? Entonces no te sorprendas si ese ministro manipula periódicamente a la gente desde arriba. La plataforma no oculta las falencias del carácter… las magnifica. Es decir, que lo que el director es en su círculo familiar, laboral o ministerial puede extrapolarse reflexiva o irreflexivamente cuando ministra desde el frente.

En este sentido, algo muy pero muy importante en la vida de todo director de adoración y de cualquier integrante de equipo de alabanza, es procurar crecer en carácter. Mejor dicho: crecer en el carácter de Cristo.

Viene a mi mente la vez que el Señor Jesucristo estaba enseñando acerca de beber su sangre y comer su carne en Juan capítulo seis. Supongo que algunos no comprendieron su analogía y otros que sí de inmediato captaron lo desafiante de sus demandas. ¿Qué hicieron? Comenzaron a retirarse, uno a uno, en manada. Cuando la congregación inició la retirada Jesús no los detuvo; al contrario, les dio total libertad de irse a sus casas. ¡Incluso le dijo a sus discípulos: “¿ustedes también quieren irse?”! Fue entonces que Pedro contestó: “¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:66-68).

Aplicándolo a la dirección de adoración congregacional, cuando los adoradores no muestren interés en obedecer las palabras de Jesús de “adorar en espíritu y en verdad”, ¿qué tienes que hacer? ¡Dejarlos! Tu labor es invitarlos, no obligarlos. Por lo tanto, si creciéramos en el carácter de Cristo podríamos dirigir la adoración con esa misma actitud. Pienso que esa es una clave esencial para purificar el carácter de cualquier tendencia manipuladora.

  1. Cuando el director mal imita a directores destacados.

El movimiento de adoración que inició hace tres décadas tuvo un sub movimiento interno que llamaremos “movimiento de imitación”. Este movimiento lo encabezaron líderes de alabanza de iglesias locales que comenzaron a imitar a los directores de adoración más destacados que surgieron en el continente. ¿Qué hacían estos líderes de alabanza? Copiar todo cuando los directores destacados hacían durante las reuniones que presidían ya fuera en congresos, oyéndolos en grabaciones o viéndolos a través de videos.

Recuerdo a uno de esos directores de adoración destacados cuando vino por primera vez a un congreso en el país: dirigió la alabanza detrás de su piano de forma tan dinámica y extrovertida que a todos nos sorprendió lo bien que lo hacía y la emoción que nos transmitía cuando cantaba y tocaba. ¿Qué pasó después del congreso? La mayoría de directores de adoración que cantaban y tocaban el piano y que también dirigían, comenzaron a imitar su forma de ministrar.

Cuando los directores de adoración destacados implementaron los famosos “gritos de júbilo” durante la dirección, los líderes de alabanza hicieron gritar con júbilo a sus congregaciones. Cuando los directores destacados comenzaron a estimular a que la gente a que gritara: “júa-júa”, los líderes de alabanza de las iglesias hicieron que los hermanos gritaran “júa-júa”. Y cuando los directores destacados comenzaron a pedir “gritos de guerra”, los líderes de alabanza comenzaron decirles a sus congregaciones que gruñeran. 😉

Lo que quiero decir es que el movimiento de imitación provocó que los líderes de alabanza de las iglesias encontraran en los directores destacados la forma correcta de dirigir la adoración y por lo tanto, se sentían obligados a imitarlos ya que el precedente de la buena dirección lo estaban estableciendo los líderes destacados.

El problema no fue tanto que imitaran ciertas cosas, sino que las imitaran mal o se excedieran en imitarlas. Me refiero a que si los directores destacados daban un par de instrucciones durante la ministración, los líderes de alabanza hacían lo mismo, ¡pero cinco veces más! Si los directores destacados pedían un par de veces gritar con júbilo durante la ministración, los líderes de alabanza también, pero no solo dos, ¡hasta diez veces en una sola reunión! Y si un director destacado pedía una vez durante la ministración que todos saltaran, los líderes de alabanza también lo pedían, no una, ¡todo el tiempo de las canciones rápidas!

Lo que los directores de adoración destacados hicieron de manera sobria, los líderes de alabanza se excedieron y comenzaron a caer en manipulación. Eso en la segunda generación que emergió, la tercera, la cuarta y la quinta hasta el día de hoy. Como verá más adelante el problema de la manipulación no estriba en la dirección dinámica de la adoración sino en los abusos y excesos que pretenden exacerbar las emociones de los adoradores haciéndoles creer que “la brincadera, gritadera y lloradera” equivale a adorar en espíritu y verdad. Y peor aún, que la algarabía y el descontrol emocional es sinónimo de la manifestación de la presencia de Dios.

Continúa…