Hasta el momento he respondido trece preguntas que suelen surgir ante un tema tan candente como el de las finanzas, las ofrendas, los premios y el cobro de honorarios en el ministerio. Me confieso amateur en el tema; sin embargo, mi deseo al compartir mis opiniones es contribuir al debate sobre los ministros itinerantes y sus ganancias.
Estoy seguro que muchos de los lectores no han estado de acuerdo con mis planteamientos y respeto eso. Aun así, como dije en la Parte 1 de este vuelo que empezó hace varias semanas, te invito a que uses estos artículos para evaluar tu propia filosofía ministerial con respecto al dinero y continuar este debate con otros amigos cantantes y músicos, y juntos definan una postura propia.
A continuación la última pregunta que suele surgir cuando se toca un tema como este. ¡Señoras y señores! Les habla su capitán. ¡Gracias por haber volado con LADC! ¡Feliz aterrizaje!
- ¿Realmente los ministros que cobran se están aprovechando del evangelio?
Esta pregunta la he venido respondiendo a lo largo del vuelo. Supongo que ya dedujiste mi respuesta. Sin embargo, como resumen de todo el trayecto, permíteme decir lo siguiente con respecto al tema de si los ministros itinerantes se están aprovechando o no del evangelio.
Qué No Es Aprovecharse
Aprovecharse del evangelio no es salir en una portada ni firmar autógrafos.
Salir en las portadas de las revistas o de los discos no tiene nada de malo si se hace con la intención correcta. Por si no lo sabes, la mayoría de las personas que compramos estos productos queremos conocer visualmente quién es la persona de la que se habla o que interpreta las canciones.
Basados en esa curiosidad natural, los mercadólogos recomiendan que en un disco o una revista posea un rostro humano como manera de identificarse con el consumidor. Ojo, si quien sale en las portadas lo hace porque tiene un concepto muy elevado de sí mismo o porque adora su propia imagen, más que aprovecharse del evangelio sería alguien a quien le hace falta conocer su verdadera identidad en Cristo. Y eso le compete a Dios y a él repararlo, no a nosotros.
Sobre dar autógrafos… Mira, la mayoría de los cantantes a quienes les he preguntado se sintieron sumamente incómodos cuando al principio se los pedían. Si por ellos fuera nunca hubieran firmado una Biblia, un disco o un libro; sin embargo, esta práctica la provocaron los miles de cristianos admiradores de los ministros. Entonces, ante la gran ola de peticiones, ¿qué debían hacer ellos? ¿Negarse a firmar? Tal vez, pero no lo hicieron para no ser descorteces ni parecer maleducados ante la gente.
¿Sabes qué hacen algunos cantantes? Acompañan su firma con una frase de aliento o un texto bíblico como forma de motivar a los hermanos. Repito: Si por ellos fuera, no lo harían. Pero hoy en día es tantísima la gente que pide este tipo de cosas que no acceder se considera una descortesía. Imagínate, ¡hasta a mí me los piden! ¿Acaso la gente ha enloquecido? Je.
Aprovecharse del evangelio no es promover los materiales
Cuando un predicador o un ministro promueve sus libros o su música desde la plataforma, no es aprovecharse del evangelio. Muchas veces los pastores u organizadores que los invitan les piden que promuevan ellos mismos sus recursos o también pasa que quienes lo invitan se les olvida decirle a la gente que estos materiales están disponibles en una mesa a la salida del lugar.
Los ministros acceden a hacer esto porque recuerda, parte de su sustento proviene de la venta de sus productos y no solo de las ofrendas. Aunque reconozco que hay predicadores o cantantes que se extralimitan al promover sus materiales y parecen más vendedores que otra cosa, eso no significa necesariamente que se quieran aprovechar del evangelio. Simplemente se han olvidado de la sobriedad y la prudencia.
Aprovecharse del evangelio no es solicitar una ofrenda
Como he intentado explicar a lo largo de esta serie, el ministro debería basar la ofrenda sugerida en su presupuesto familiar y una sana expectativa de ingresos. Cuando el cantante o predicador itinerante recibe una invitación a un evento gratuito, debe poner en oración esta invitación y discernir la voluntad de Dios sobre su participación en dicha actividad.
Por lo tanto, basado en su presupuesto, la guía de Dios y la gratuidad del evento, debe llegar a un acuerdo con respecto a sus honorarios. En este sentido, quienes tienen una forma de proceder correcta sobre este tema no deberían ser catalogados como mercaderes del evangelio.
Aprovecharse del evangelio no es cobrar en ciertos eventos
Una vez más, como expliqué en la entrada anterior, es justo que un ministro cobre cierta cantidad si el evento será con entrada pagada. Y por supuesto, sus honorarios deberán ser proporcionales al costo por entrada y a la cantidad de gente que asistirá. Por lo general, quienes juzgan de pecaminoso este proceder olvidan que impartir conferencias o brindar un concierto son oficios legítimos que ameritan una remuneración.
El hecho que un cristiano se mueva en estos ámbitos no significa que lo deba hacer gratis. Principalmente si el evento será cobrado al público asistente. Si alguien quiere servir gratis, ¡genial! Pero si no, Jesús dijo: “El obrero es digno de su salario”.
Aprovecharse del evangelio no es participar en ceremonias premiadas
Las dos principales ceremonias de premios en la industria cristiana son los Premios GMA Dove y los Premios Arpa. En el primero hay una categoría para las producciones en español y la segunda es enteramente en nuestro idioma. ¿Tiene algo de malo inscribir las producciones para intentar ganar uno de estos premios? No si la intención es buscar sobriamente el reconocimiento de la industria.
Si fuera malo entonces también sería malo que cristianos participen en competiciones como los Juegos Olímpicos y hasta en la Copa Mundial de Fútbol. Ambos son eventos premiados que buscan sacar lo mejor de las delegaciones participantes. Aunque los premios Dove y los Arpa no son los Juegos Olímpicos ni la Copa Mundial, lo que quiero decir es que hay eventos que buscan premiar la excelencia de quienes están involucrados en el ministerio de la música. Nada más.
Si hay otras intenciones no las conozco y no me corresponde juzgarlas. ¡Eso sí! Quienes participen de ceremonias de premios deben cuidar sus corazones para no hacerlo “por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y que cada uno considere a los demás como mejores que él mismo.” (Filipenses 2:3 DHH).
Qué Sí Es Aprovecharse
Con relación a qué sí es aprovecharse del evangelio permíteme decir lo siguiente:
Aprovecharse del evangelio es servir sólo por dinero
Jesús dijo: “Nadie puede servir a dos amos… No se puede servir a Dios y al dinero” (Mateo 6:24 NTV). Por lo tanto cuando un ministro, llámese predicador o cantante, tiene sus ojos puestos únicamente en la recompensa económica que obtendrá producto de un evento y no la voluntad de Dios sobre si debe o no debe asistir, entonces se ha desenfocado.
Los ejemplos bíblicos del profeta Balaam (Números 22-24), el siervo del profeta Eliseo, Giezi (2 Reyes 5) y los mercaderes que el Señor Jesucristo expulsó del templo de Jerusalén (Mateo 21), son casos verídicos del desagrado de Dios por quienes quieren lucrarse financieramente a costas de su nombre.
Como he dicho antes: Aunque ser remunerados económicamente por nuestros servicios es totalmente legítimo, el ministro debe guardar su corazón de no hacer lo que hace por puro interés monetario.
Aprovecharse del evangelio es no preocuparse por las personas
El apóstol Pablo dijo:
14 Ya estoy listo para ir a visitarlos por tercera vez, pero tampoco ahora les pediré que me ayuden con dinero. Me interesan ustedes, no su dinero. Al fin de cuentas, no son los hijos los que deben juntar dinero para los padres, sino los padres los que deben juntar dinero para los hijos. Y ustedes son mis hijos. 15 Y yo con mucho gusto gastaré lo que tengo, y hasta yo mismo me gastaré, para ayudarlos a ustedes. Si yo los amo tanto, ¿por qué ustedes me aman tan poco? (2 Corintios 12:14-15 TLA).
¿Notaste las expresiones: “Me interesan ustedes, no su dinero” y “para ayudarlos a ustedes”?
Más claro no puede estar. El verdadero ministro del evangelio, sea cantante o predicador, deben sentir un genuino interés por el bienestar y la edificación de las personas. Si alguien únicamente participa por interés financiero, entonces ha perdido la visión y se está aprovechando de los dones que Dios le dio para su egoísta deseo personal.
Aprovecharse del evangelio es abusar de quienes lo invitan
La obligación de una iglesia u organizador de eventos es honrar su palabra de darle al invitado la ofrenda o pago acordado, claro, además de pagar su boleto de viaje, alimentación y hospedaje. Si hay más cosas que acordaron también hay que cumplirlas.
Sin embargo, que el predicador o cantante abuse del anfitrión exigiéndole que pague la ropa que mandó a lavar y planchar en el hotel, las comidas y bebidas extras que ordenó a la habitación y hasta las llamadas internacionales que realizó, sin haberse acordado eso, es un abuso.
Lamentablemente hay muchos ministros que cuando están en un país exigen más de lo acordado y hasta acusan al organizador de ser un mal anfitrión por no cumplir sus caprichos. Vamos, si te invitan a algún lado, ¡no te aproveches!
Eso en cuanto a la relación cantante-organizador de eventos.
En cuanto a la relación cantante-hermanos de la iglesia o de la ciudad, tampoco se debe abusar. Hace un par de años me llamaron de un país “X” para preguntarme cómo podían contactar a un cantante. Resulta que mientras estuvo en dicho país, este cantante le pidió de favor a un hermano que lo andaba llevando que si podía prestarle 500 dólares para comprar una cámara. Le dijo que se había quedado sin dinero pero que si se lo prestaba al nomás regresar a casa se lo enviaría.
Como ya te imaginas, la persona accedió a usar su tarjeta de crédito para pagar por la cámara y cuando me contactaron llevaban ya dos años esperando el dinero. Para rematar, cuando contacté al pastor de ese cantante y le pedí el número telefónico, sin yo haberle contado nada me dijo: “Aquí está el teléfono. Ahora dime: ¿A quién estafó esta vez fulano de tal?”
Lamentablemente hay ministros que no solo se están aprovechando de los organizadores, sino hasta de los hermanos de las iglesias a las que asisten. Si estás leyendo esto y esto no tiene nada que ver contigo, te animo a que seas muy pero muy prudente. Si cometes un pecado como este, tú mismo estarás cerrando las puertas que probablemente Dios te abrió en un inicio.
Aprovecharse del evangelio es manipular a las personas
Hace poco escuché de un predicador que estuvo enseñando en una iglesia y mientras lo hacía dijo: “Hermanos, quiero contarles que el Señor se me apareció en visión. Fue una experiencia que cambió mi vida. ¿Cuántos quieren saber qué es lo que vi? ¿Quiénes quieren saber qué es lo que se me reveló? Entonces al final del servicio pasen a la mesa de atrás que todo lo que me fue revelado está en un libro allí”.
Manipulación.
No está mal que los ministros anuncien sus libros o música que estarán a la venta al final. Pero cuando lo hagan deben hacerlo sobriamente sin manipular las emociones de la gente ofreciéndoles la luna y las estrellas como producto de comprar sus materiales. Si alguien exagera su invitación a comprar o coacciona de algún modo a la gente, se está aprovechando de su posición desde el frente y buscando su propia ganancia personal. ¡Ten mucho cuidado!
Aprovecharse del evangelio es predicar un falso evangelio
El apóstol Pablo escribió:
26 Por tanto, hoy les declaro que soy inocente de la sangre de todos, 27 porque sin vacilar les he proclamado todo el propósito de Dios. 28 Tengan cuidado de sí mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha puesto como obispos para pastorear la iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre.29 Sé que después de mi partida entrarán en medio de ustedes lobos feroces que procurarán acabar con el rebaño. 30 Aun de entre ustedes mismos se levantarán algunos que enseñarán falsedades para arrastrar a los discípulos que los sigan (Hechos 20:26-30 NVI).
Sorprendentemente nuestra generación está presenciando el cumplimiento de la profecía de Pablo. Hay ministros — llámense predicadores o cantantes — que con sus mensajes y canciones están predicando un evangelio que no es el evangelio. Son más conferencistas motivacionales o showmans que otra cosa. ¡Ojo! Yo no estoy diciendo que todos, pero de que los hay, ¡lo hay, eh! Y andan por allí sin atreverse a predicar “todo el propósito de Dios”.
¿Qué hacen estos falsos ministros? Predican lo que le gusta escuchar a la gente sin importarles el destino de las almas que los escuchan; profetizan cuanta salud y prosperidad pueden, pisoteando así la sana doctrina y de paso, la soberanía de Dios. Y algunos hasta se autoproclaman “ungidos” cuando eso realmente lo debería determinar la gente, no ellos.
Pablo le dijo a Timoteo:
Ten cuidado de tu conducta y de tu enseñanza. Persevera en todo ello, porque así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen (1 Timoteo 4:16 NVI).
Así que quienes estamos involucrados de alguno u otro modo en la música y la enseñanza, vamos, tengamos cuidado de predicar el verdadero evangelio y no otro tipo de cosas que lo único que hacen es distraer a la iglesia de aquello que sí es relevante: El Evangelio de Jesucristo.