¿Cobrar o No Cobrar? (Parte 2) - ZonaVertical.com
Vida Cristiana

¿Cobrar o No Cobrar? (Parte 2)

Una breve reseña histórica.
Dinero para el Ministerio - Zona Vertical

La primera vez que me topé con el tema de los cantantes y el dinero fue en 1995. Llevaba tres años de estar en el ministerio de alabanza de la iglesia y por ese entonces se organizó un congreso con Marcos Witt. Hasta donde recuerdo fue la primera vez que Marcos vino a El Salvador.

Como yo era amigo de quienes lo organizaron y además la banda de la iglesia sería una de las cuatro que participarían tocando en el evento, tuve acceso a información relacionada a la actividad. Por ejemplo, sobre los honorarios que Marcos y su banda recibirían.

Recuerdo que una de las noches fuimos a cenar a la casa de un amigo con la banda de Marcos y en un momento de la cena uno de los organizadores tocó el tema de los honorarios y nos dijo sorprendido: “Cuando yo le pregunté a Marcos cuánto era lo que le teníamos que ofrendar nos dijo: ‘Cero’. Que a él no tenían que darle ofrenda, pero nos pidió que sí le diéramos algo a cada integrante de la banda. No nos dijo cuánto, pero sí que les diéramos algo a ellos. A él no”.

Esa actitud nos impresionó a todos, al punto que cuando el congreso terminó el organizador principal nos dijo: “Nosotros hicimos este evento sin miras de ganar dinero. Pero la verdad es que tuvimos ganancias. Por eso, todas las ganancias se las enviaremos a Marcos hasta México”.

Ese mismo año, Marcos Witt publicó el libro ¿Qué Hacemos con Estos Músicos? Seguramente quienes son de esa generación lo recordarán. Un capítulo del libro se titula: “El Músico y Su Dinero”. Cuando explica el famoso pasaje de Lucas 10:3-7 donde se habla de que “el obrero es digno de su salario”, Marcos escribió:

“Hasta donde yo puedo ver, el famoso ‘salario’ del que tantos hablan es solamente ‘comer y beber en la casa donde estemos’, en otras palabras ‘sustento (comida) y abrigo (casa)’ (l Timoteo 6:8). Jesús está enseñando que cuando usted y yo tenemos la dicha y el privilegio de ir a algún lugar para enseñar, lo único que debemos esperar de las personas a quienes les ministremos es sustento y abrigo, nada más. Aquellos que usan este pasaje para reclamar y exigir alguna ofrenda monetaria están aplicando mal este versículo para su propia conveniencia y satisfacción personal”.

Más adelante Marcos añade:

“Si no le dieron una ofrenda, entonces acaba de tener una maravillosa oportunidad de sembrar en el reino eterno de los cielos. Y a fin de cuentas, Él es quien lleva todas las cuentas y quien recompensa todo”.

Según la escuela de pensamiento que Marcos Witt enseñó durante la década de los ‘90s, nuestro sentir como músicos y cantantes debería ser servir, independientemente de cuánto nos dieran. Que el cantante debía contentarse con lo necesario y si había ofrenda adicional: Bien. Y si no: ¡También!

Alguien me preguntará: “¿Por qué estás abordando el tema de cobrar o no cobrar usando a Marcos como punto de partida?” Porque si te pones a pensar, Marcos Witt no solo fue pionero en el tema de la adoración y la alabanza, sino también en el modelo de ministerio musical que muchos implementaron desde entonces en Latinoamérica. Es más, el libro ¿Qué Hacemos con Estos Músicos? es único en su clase. ¿O conoces otro más que aborde el tema del dinero en el ministerio musical? Vamos, no lo hay.

Si hay otro en español, avísame, ¡me encantaría leerlo!

En este sentido, durante la década de los ‘90s muchos creíamos tener la respuesta de si cobrar o no cobrar estaba bien. Obviamente, por la influencia de Marcos, decíamos: No hay que cobrar.

A la altura del año 2000 hubo otro concierto de Marcos en El Salvador. No recuerdo por qué motivo no pude asistir, pero un par de semanas después me encontré al organizador del evento, y como en un sentido hemos sido amigos de años, me aventuré a preguntarle: “Oye, ¿te puedo hacer una pregunta indiscreta?” “Sí, claro” Me dijo. “¿Y Marcos Witt sigue sosteniendo lo que enseñó en ¿Qué Hacemos con Estos Músicos? donde dijo que el ministro de alabanza debe contentarse con que le den de comer y dónde dormir?” Mi amigo me respondió: “Francamente no lo sé. Lo que sí sé es que un cheque de tantos miles de dólares yo le tuve que dar”.

En lo personal eso me dejó un tanto intrigado. ¿Qué habrá pasado con Marcos y otros más que cambiaron su postura? ¿Por qué ahora sí ponían una tarifa cuando antes no?

Con el tiempo, a través de amigos de otros países y que están en el ministerio musical, me fui enterando de que una de las posibles causas que llevaron a los artistas a cambiar con relación al tema de los honorarios, se debió a que muchos organizadores de eventos comenzaron a aprovecharse de ellos. Los invitaban a un país, ellos accedían y cuando terminaba la actividad… o se desaparecían o se excusaban diciendo: “Eh, eh… hermano, no logramos sacar los gastos así que no les podremos dar una ofrenda”. Como me dijo hace unos meses un amigo cercano al ministerio de Marcos: “Noel, hubo gente en Sudamérica que hizo decenas de miles de dólares a costa de Marcos Witt y otros ministerios”.

Posteriormente me enteré que en ocasiones los organizadores de eventos no solo no cumplían con la ofrenda prometida, sino que no pagaban el resto de la estancia de sus invitados (alimentación, hotel, etc.) al punto que quien tenía que correr con esos gastos era el cantante mismo. Una vez Juan Carlos Alvarado me comentó que como política de ministerio no acepta invitaciones donde le piden que él pague su boleto o los boletos de los integrantes de la banda. ¿Por qué? Porque ya había vivido la triste experiencia de asumir la compra de boletos y al terminar el evento los organizadores no cumplen la promesa de reintegrarle el dinero. “Eso es demasiado dinero como para asumirlo yo”, me dijo.

Hasta donde puedo entender, lo que pasó durante los ‘90s fue que las invitaciones a ministrar en todo el continente eran tantas y el riesgo de que se aprovecharan de ellos aun más, que para los ministerios itinerantes ya no fue seguro solo pedir que cubrieran sus gastos básicos. De paso, a veces el dinero que les daban era tan poco en comparación del trabajo que realizaban y la afluencia de personas que asistían, que eso los llevó a reevaluar el tema de solicitar o no una ofrenda mínima para su sostenimiento.

Recientemente entrevisté a César Garza, de México. Para quienes no lo saben, César fue productor de los discos Adoremos, Proyecto A/A y Tú y Yo, tres de los discos más exitosos de Marcos Witt y Grupo CanZion de finales de los ‘80s e inicios de los ‘90s. Además, fue director del proyecto Alas de Águila que por 12 años ministró a miles y miles de adolescentes de todo el continente a través de música y congresos.

Durante nuestra conversación le pregunté por qué el proyecto Alas de Águila había terminado. En su respuesta, César afirma claramente que una de entre varias razones fue la poca generosidad de quienes los invitaban a los eventos. Él dijo:

“Resulta que cuando nosotros participábamos de un congreso en alguna ciudad no pedíamos una ofrenda para poder ir a servir. Dejábamos que la gente nos ofrendara de su corazón. Sin embargo, habían muchachos comprometidos con Alas de Águila que no tomaban empleos que los distrajeran el fin de semana. Siempre me daban sus fines de semana para ir y servir. Ellos se comprometieron con Dios para hacer eso, pero aun así yo tenía la responsabilidad de que ellos tuvieran los ingresos necesarios. Has de caso que íbamos a un congreso y el evento estaba reventadísimo de gente, pero al final nos decían: ‘Hermano, no salimos con los gastos. Por favor permítanos depositarles la ofrenda después’”.

Como te has de imaginar, muchas de esas promesas de depósito nunca se efectuaron. Por eso César añadió:

“Pues así como esa experiencia nos pasaron como 5 ó 6 pero de manera seguida. Íbamos a un lugar y regresábamos sin nada. Íbamos a otro lugar y volvíamos sin nada. Que aunque el dinero no era nuestra motivación, los proyectos no pueden salir adelante sin dinero. ¿Sabes que hacía? Tomaba de mi dinero (y no es que tuviera mucho) y les daba a los integrantes de la banda. Pero llegó el momento en que me quedé en números rojos. Así que yo pensé que ya no podía seguir así. Reuní a todos y les di libertad de seguir su propio camino y de emplearse donde quisieran”.

Además de ese factor, César me contó que surgieron nuevas oportunidades de trabajo que impidieron que siguiera con Alas de Águila. Aun así, un elemento importante que lo llevó a repensar seguir con este proyecto fue la poca generosidad de los organizadores de eventos.

En resumen, el aprovechamiento de unos, la explotación de otros y la tacañería de muchos más, fue lo que empujó a los ministerios musicales a establecer honorarios mínimos para el sustento de sus familias y ministerios. ¿Los motivó el amor al dinero? Hasta donde he llegado a percibir, no; sin embargo, como de todo hay en la viña del Señor, seguramente algunos ministerios que surgieron simultáneo a ellos… Sí.

Igual eso solo el tribunal de Cristo lo revelará.

Continúa…