Desde inicios del 2000 comenzó a darse un fenómeno muy interesante entre los cantantes cristianos. Quizá se dio unos años antes, pero por lo menos yo lo comencé a notar iniciando el nuevo siglo. Y es que muchos de ellos comenzaron a asumir puestos pastorales. En lo personal me pareció muy curioso dicho giro y hasta el día de hoy he contabilizado entre doce y quince cantantes, con varias grabaciones discográficas en su haber, que en la actualidad son conocidos no solo por su faceta musical, sino por su faceta pastoral.
Hace apenas dos meses, recién iniciado el año 2016, ocurrió un incidente que refleja una especie de cacería que un pequeño sector de evangélicos ha emprendido en contra cantantes y predicadores a quienes acusan indiscriminadamente de ser falsos maestros. Supongo que sabes de qué incidente estoy hablando. Fue el de un predicador que despotricó en contra de Marcos Witt después de que salió de un auditorio en Argentina y donde lo acusó de ser ecuménico y falso maestro.
Francamente no me pareció adecuada la actitud hostil de dicho predicador (ni la de su acompañante) y allá cada quien si le pareció bien o no la respuesta brindada por Marcos ante semejante acusación; sin embargo, por esos días en que se viralizó dicho video me tocó dar un par de estudios bíblicos titulados “Cómo Identificar Falsos Maestros” en una reunión en casa a la que me invitaron, y ha sido hasta hoy que me animé a plasmar mis pensamientos para beneficio de quienes amamos la música cristiana y sentimos admiración por algunos de estos ministros que ahora son pastores.
Mi intención al tocar este tema — que para algunos será polémico — no es hacer el trabajo que a ti te corresponde. Yo sólo voy a compartir lo que creo que la Escritura enseña al respecto y serás tú quién al final decidirá quién sí y quién no entra bajo la categoría de falso maestro. ¿Es Marcos Witt un falso profeta? ¿Podría serlo Jesús Adrián Romero, Danilo Montero, Marcos Vidal, Marco Barrientos y otros más?
Por favor, no te apresures a responder. La respuesta se irá dilucidando a medida que avance en la serie. Por lo que a medida que la desarrolle irás tomando cada pieza de este rompecabezas — que por cierto es fácil de armar (solo tiene cinco piezas) — y entonces podrás ubicarlas en su respectivo sitio y ver el cuadro completo. Será hasta reunir las cinco piezas que podrás decir: “¡Ah! ¡Ahora veo! ¡Fulano de tal podría ser un falso maestro!” O de repente decir: “¡¿Quééé?! ¡No lo puedo creer! ¡Yo también debo tener cuidado! ¡Hasta yo podría convertirme en un falso profeta!”
Es que por si no lo sabes, este tema es para todos. No solo para los cantantes cristianos que ahora son pastores, sino también para aquellos que enseñamos la Palabra en grupos pequeños o en reuniones de mediano tamaño. Además, porque por más sorprendente que parezca, en muchas ocasiones un falso maestro ni siquiera sabe que es un falso maestro. Pero bueno, de eso hablaré más adelante.
Mira, la Biblia es clara cuando habla de cómo identificar falsos maestros. No hay por dónde perderse. Y aunque en algunos casos voy a señalar predicadores que están engañando a la gente, te tocará a ti, después de evaluar la evidencia bíblica, definir quién o quiénes realmente están fallando en su labor ministerial de predicar la sana doctrina. Y como sugerí antes, también debemos evaluarnos a nosotros mismos.
Antes de comenzar permíteme decir que, aunque la mayoría de lo que voy a compartir proviene de mi reflexión y experiencia personal, me fueron de mucha utilidad las enseñanzas del fallecido pastor Adrián Rogers (El Amor que Vale). Por lo que tomé casi todos los enunciados de su bosquejo sobre falsos profetas que enseñó alguna vez en su programa ya que me pareció una enseñanza insuperable. Así que lo que leerá en esta serie serán las líneas gruesas de su sermón y las líneas delgadas de mi puño y letra.
¡Comencemos!
Una Cosa es Un Falso Maestro y Otra Un Maestro que Se Equivoca
En octubre de 2015 se hizo viral un video de Jesús Adrián Romero afirmando que celebrar la fiesta de Halloween no tendría por qué ser pecado, dejando entrever que un cristiano hasta podría celebrarla. A medida que se viralizaba el video los señalamientos de que él es un falso maestro no se dejaron esperar. Las acusaciones fueron tan despiadadas que el propio cantante anunció un retiro temporal de las redes sociales para velar por su salud emocional. Claro, no sin antes intentar matizar sus afirmaciones con una nota aclaratoria que no se viralizó del mismo modo que el video.
Curiosamente los señalamientos contra Jesús Adrián no tuvieron la misma envergadura que el video del respetadísimo pastor John Piper, quien un tiempo antes también había dejado entrever que un creyente, haciendo uso de su libertad cristiana, podría celebrar Halloween si su conciencia se lo permitía.
¿Por qué la gente no despotricó con la misma intensidad contra Piper; más sí contra Jesús Adrián? Podría haber muchos motivos; sin embargo, dichas afirmaciones — tanto las de Jesús Adrián como las de Piper sobre Halloween — ¿los califica como falsos maestros? ¿Son ellos falsos profetas por haber hecho semejantes afirmaciones?
Yo no me atrevería a afirmarlo sin antes conocer las cinco piezas del rompecabezas que voy a presentar; pero sí quiero decir que una cosa es ser un falso maestro y otra muy distinta un maestro que se equivoca.
El problema del evangélico promedio, con una pasión moderada por la sana doctrina, es que califica de tajo y de falso maestro a un predicador que simplemente se equivocó. Por ejemplo, ¿se equivocaron Jesús Adrián y Piper al decir que Halloween es una fiesta inocente que un cristiano podría celebrar? Yo pienso que sí, pero no me atrevería a acusarlos de falsos profetas sin antes revisar las cinco características de un falso profeta que detallaré más adelante. Sería hasta sopesar esas cinco premisas que yo tendría la osadía de calificar a Jesús Adrián, a Piper, ¡o a quien sea!, como un falso maestro. No antes.
Mira, hay un caso bíblico muy interesante y tiene que ver con el tema que estamos hablando. Es el caso del apóstol Pedro. Si estudias Gálatas 2:11-16, el apóstol Pablo narró un incidente donde reprendió severamente a Pedro por su ambigüedad en cuanto a su trato hacia los judíos y los no judíos (o “gentiles”). Por querer agradar a los judíos se apartaba de los gentiles con quienes estaba cuando los judíos no lo veían. Entonces Pablo lo reprendió duramente: “Si tú, que eres judío, vives como si no lo fueras, ¿por qué obligas a los gentiles a practicar el judaísmo?” (Gálatas 2:14 NTV).
A todas luces el apóstol Pedro se equivocó. La pregunta es: ¿Pablo lo calificó de falso maestro? ¿Pablo lo descalificó del ministerio a causa de su error? No, porque una cosa es ser un falso maestro y otra muy distinta un maestro que se equivoca. Y todo evangélico debería entender esta diferencia si es que esperamos que como cuerpo de Cristo hagamos la voluntad de Dios y reflejar verdadero amor cristiano cuando de equivocaciones desde el púlpito se trate.