El grupo mexicano Un Corazón presenta la canción insigne de su más reciente producción discográfica. El tema “Música en el Desierto” — que da nombre al EP lanzado hace pocos meses — es difundido con un videoclip grabado en locaciones de una de las áreas desérticas de su natal Chihuahua y algunas otras zonas del norte de México. Esta profunda balada es un clamor que expresa la sed espiritual y la saciedad que llega sólo por la presencia determinante del Espíritu Santo.
“Música en el Desierto” es interpretada por Lluvia y Steven Richards, y su letra refleja justamente el sentir que hizo surgir la nueva producción de la banda: “Tú estás haciendo todo nuevo, vida das a lo que había muerto. Saciarás el corazón sediento, cantarás en medio del desierto”.
“Es la canción que mejor expresa lo que hemos tenido en el corazón ya por un tiempo. Creemos que una de las cosas que hacen que nuestro Dios sea único es que es un Dios de ‘redención’”, comenta Steven. “Él ama restaurar, sanar y renovar lo que estaba perdido, enfermo y muerto. Y es en medio de nuestra historia de tanta necesidad que Dios entra a la escena a redimir, a hacer todo nuevo”.
El tema es una balada, pero no por ello es menos intenso que otras canciones de la banda, siempre cargadas con un alto contenido teológico y doctrinal. Tanto en su letra como en el video musical — a través de metáforas visuales — Un Corazón comunica el mensaje que para ellos es central y constituye las buenas noticias del evangelio: “Cómo Dios hace las cosas nuevas a través de la vida, muerte y resurrección de Jesús. Trae vida donde había muerte, ríos en la sequedad, calor en el invierno, belleza en la desesperanza: ¡Música en el desierto!”, declara Lluvia Richards.
Si bien el videoclip para “Música en el Desierto” fue dirigido por Jesiah Hansen, la historia que presenta fue dirigida por el mismo Steven Richards. “Desde un inicio sabíamos que teníamos que grabar en el desierto. Queríamos representar visualmente el concepto del EP. Viviendo en Ciudad Juárez, no fue difícil encontrar uno”, comenta Steven. Eligieron como locación las Dunas de Samalayuca, Chihuahua, en donde se grabaron las escenas principales.
“Lo difícil fue encontrar vegetación”, agrega Lluvia. Así que escogieron otras locaciones en las afueras de Monterrey, Nuevo León, incluido el Parque Ecológico La Huasteca, cuyo entorno refleja la transición de lo verde hacia lo seco en una historia metafórica de la salvación, en la que Dios — a través del sacrificio de Cristo — se extiende hacia el hombre para darle vida y habilitarlo para que lleve vida a otros.
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