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Vida Cristiana

Cómo Identificar Falsos Maestros (Parte 3)

¿Son falsos profetas algunos cantantes que son pastores?
Falsos Maestros - Zona Vertical

Esta es la tercera entrada que publico y con esta termino la introducción al tema de cómo identificar falsos maestros. Así que si te preguntas por qué aún no he descrito las cinco piezas del rompecabezas que te ayudarán a desenmascarar a los falsos profetas, es debido a que hay mucha confusión en cuanto a quién sí y quién no lo es; mucha ligereza en cuanto a juzgar quiénes lo son y de paso, muchas injusticias al acusar a personas y ministerios.

Por eso me he detenido a introducir ampliamente el tema, para evitar posibles malinterpretaciones y hasta errores — tanto tuyos como míos — de modo que al finalizar la serie tengas claridad y total certeza de que estás juzgando justamente a “x” o “y” cantante o predicador.

Cómo No Evaluar Falsos Maestros

Antes de decirte qué elementos tomar en cuenta para definir quién sí y quién no es un falso maestro, permíteme decirte cómo no evaluarlos.

  1. Por la Cantidad de Seguidores

El hecho de que un cantante o predicador tenga muchos seguidores no significa que sea un falso maestro. Los números no son determinantes de nada. Los números son números y ya.

Cuando se lee Hechos 2 y posteriormente Hechos 4, uno ve que la iglesia inició con un crecimiento numérico impresionante. Primero tres mil y luego cinco mil más, respectivamente. Así que no creo que alguien se atrevería a calificar al apóstol Pedro ni al resto de apóstoles de ser falsos solo por el hecho de tener miles de adeptos. Por supuesto que no. Los números son números, nada más.

  1. Por lo Bien que Habla

Hay cristianos que el solo hecho de que un pastor sea muy elocuente y muy habilidoso para hablar, eso ya les genera sospecha. Vamos, que alguien sea un buen orador y tenga bien desarrollado el don de la elocuencia, no significa que sea un falso predicador. Que, si bien es cierto que muchos falsos profetas hablan muy bien, también hay verdaderos predicadores que ganarían fácilmente un concurso mundial de oratoria.

De nuevo, la elocuencia no es determinante de nada, simplemente es un instrumento a través del cual se puede comunicar más efectivamente un mensaje.

  1. Por lo Mediático que Es

El hecho de que un predicador sea muy mediático, es decir, que aparezca en cuanto medio de comunicación exista, sea Internet, radio o televisión, no significa que sea un falso profeta. El problema de algunos es que el solo hecho de salir en los medios los hace dudar de su credibilidad ministerial. “Es que si fueran verdaderos predicadores no buscarían ser tan visibles”, afirman algunos. Bueno, depende desde qué perspectiva se vea. Yo creo todo lo contrario. El hecho de ser predicadores legítimos del Señor debe impulsarlos a usar cuanto medio esté a su disposición para predicar el evangelio.

Lo mediático de un predicador no equivale a ser un falso maestro; que sea mediático simplemente habla de eso, de que es mediático.

  1. Por su Conocimiento Intelectual

La capacidad intelectual de un predicador no es sinónimo de que sea fraudulento. He oído de predicadores con una capacidad mental tan impresionante que pueden leer hasta cinco libros por semana y recordar puntualmente sus contenidos. Es decir, no leen por leer ni por cubrir una cuota, sino para aprender. Y no solo aprenden, sino que retienen lo aprendido.

Vamos, estoy hablando de predicadores que enseñan la verdad del evangelio. Y si bien hay predicadores fraudulentos con una gran capacidad intelectual, este aspecto no es el determinante para definir si alguien es falso o no. Si tener una mente prodigiosa fuera el elemento indispensable para calificar a alguien como veraz o mentiroso, tendríamos que incluir entre la lista de falsos profetas al apóstol Pablo ya que fue una de las mentes más brillantes de su época.

  1. Por su Carisma Personal

El don de gente o el carisma personal tampoco es el determinante para definir quién es un falso maestro. Así como hay falsos profetas hábiles para las relaciones interpersonales también los hay verdaderos.

La capacidad de caerle bien a las personas, de generar una buena impresión y de agradarle a otros, no es mala en sí misma. Este es un don que poseen muchos líderes eclesiales que de alguno u otro modo bendice a quienes les siguen. Pero que alguien sea “buena onda” no significa que debamos sospechar de su integridad ministerial ni de su enseñanza.

  1. Por lo Bien que te Hace Sentir

Hay personas que determinan si un maestro es verdadero o falso de acuerdo a las sensaciones que les produce mientras lo escuchan. Si les hace sentir bien, “¡Este debe ser un hombre de Dios! ¡Qué emoción siento cuando lo escucho!” afirman. Y por el otro lado, si les hace sentir mal o no les hace sentir nada, sospechan de su veracidad.

Si yo te dijera que un falso profeta te hará sentir bien y uno verdadero te hará sentir mal, ¿me creerías? Aunque no hay nada escrito en piedra al respecto y hay multifactores que intervienen en las sensaciones que al final sentiremos al escuchar a alguien, es más probable que un verdadero maestro te haga sentir mal y uno falso te haga sentir bien. Bueno, a menos que te haga sentir mal por dar poco dinero después de predicar. Pero bueno, ese es otro tema.

  1. Por su Sinceridad

Hay un refrán que dice: “el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones”. Y cuánta razón tiene. Hay falsos maestros que están sinceramente equivocados. Aun así, hay cristianos que dicen: “¡Pero es que él no puede ser un falso maestro! ¡Mira con qué sinceridad predica la Palabra!”

Yo no digo que ellos no puedan ser sinceros al ejercer sus dones; sin embargo, como veremos más adelante, hay falsos maestros que ni ellos mismos saben que lo son. ¿Por qué? Porque han abrazado el error sinceramente, sin percatarse de que están en el error.

Continuará…