¿Cobrar o No Cobrar? (Parte 6) - ZonaVertical.com
Vida Cristiana

¿Cobrar o No Cobrar? (Parte 6)

Vocaciones, profesiones u oficios.
Profesion Gratuita - Zona Vertical

El problema de muchos cristianos con el tema de cobrar o no cobrar estriba en que por años se ha creído equivocadamente que quienes ministran la Palabra — predicadores o cantantes — deben brindar sus servicios de manera gratuita.

De paso, como la palabra “lucro” tiene cierta connotación negativa entonces juzgamos a quienes obtienen dinero por ministrar como personas que se aprovechan del evangelio para enriquecerse. Pero si vemos qué significa “lucro” y entendemos que sencillamente significa “Obtener un beneficio de algo”, comprenderíamos que obtener dinero por nuestros servicios no tiene nada de malo.

Claro, yo no digo que no haya gente en el mundo de la música cuyo único fin sea aprovecharse de la gente; sin embargo, obtener un salario por una labor es una premisa con respaldo bíblico.

Hay cantantes y músicos que me han dicho: “Si es malo cobrar, ¿entonces cómo nos sostendremos financieramente si queremos dedicarnos de lleno a la música?” Algunos cristianos hasta les han llegado a decir: “Como sus dones se los dio el Señor entonces no deberían pedir que se les pague. Lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente”.

El meollo del asunto es que la mayoría de quienes se mueven en la música — por no decir todos — no recibieron sus dones de manera gratuita. Por supuesto, la inclinación natural por las artes sí, eso es un don de Dios; pero para perfeccionarse en el canto y la música debieron haber pagado clases profesionales o estudiado por años (aunque sea de manera empírica) hasta convertirse en lo que son. Por lo tanto, el argumento que afirma que recibieron de manera gratuita cae al piso debido a que ellos pagaron un precio por capacitarse.

Aplícales a estas personas que dicen que hay que “dar gratuitamente” la misma regla y pregúntales: “¡Ok! Si tú te dedicaras al canto y a la música, ¿te gustaría que no te pagaran por tus servicios? ¿Cómo te sostendrías económicamente?”

Ahí me cuentas qué te dicen.

La mayoría de músicos con quienes he conversado me dicen que no se sienten valorados, que en las iglesias evangélicas les ofrecen una miseria por disfrutar de sus dones artísticos. Algunos me han dicho: “Un doctor o un arquitecto recibe su pago independientemente de que sean cristianos. ¿Por qué nosotros no? ¿Solo porque somos cristianos debemos hacer las cosas de manera gratuita?”

El problema de la iglesia evangélica radica en que vemos ciertas profesiones como dignas de un salario mientras otras no. El paradigma que separa lo sagrado y lo secular en las esferas de la vida ha alterado nuestra percepción. Vemos como ocupaciones sagradas a las que son impartidas desde el altar; por lo tanto, no deben ser remuneradas. Y como las otras ocupaciones se desarrollan fuera de las paredes de la iglesia, entonces esas sí se merecen un sueldo.

La mente que divide lo sagrado y lo secular mina la cordura.

Mira, todas las vocaciones, profesiones u oficios, deben dedicarse al Señor, ¿no es cierto? “…en él vivimos, nos movemos y existimos”, dijo el apóstol Pablo. Es decir, todo cuanto hacemos es ante Él y para Él (o por lo menos así debería serlo). Ya basta de separar algo como sagrado o secular. Todo lo que hacemos debe ser hecho para Dios. Sea en la iglesia o en la oficina, debemos hacer todo para su gloria y para el beneficio de nuestros semejantes.

En este sentido, la música, así como cualquier otra profesión, es un oficio que también se dedica a Dios. ¿Significa esto que no debe ser remunerado? ¡Al contrario! Como todas las profesiones son para Dios y todas son remuneradas, la música también debería de serlo.

Permíteme abrir un paréntesis… (

Lo que voy a decir podrá chocarles a algunos, pero en el día de las recompensas, cuando nos presentemos a dar cuentas de nuestros actos delante del trono, el Señor recompensará todas nuestras obras sea que hayamos sido pastores, misioneros, evangelistas, doctores, ingenieros, arquitectos… ¡O músicos! Todos los oficios tienen valor delante de su presencia y todos serán recompensados.

Lamentablemente he sabido de predicadores que citan ese día para asegurar que los ministros que solicitan una ofrenda mínima serán parte de la camada de “cristianos” (entre comillas) a los que el Señor les dirá: “Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de maldad!”.

Yo no digo que no hayan algunos falsos ministros por allí, pero afirmar que todos quienes solicitan una ofrenda (o que cobran) se condenarán en el infierno, es desproporcionado y extremista. La mayoría de ellos — sí, no puedo decir que todos — son gente que ama verdaderamente al Señor, son fieles a sus esposas, son padres ejemplares y desarrollan sus ministerios íntegramente.

Cierro paréntesis… )

Volviendo al tema, la otra vez un amigo me dijo que se sentía mal porque por años él creyó que sería misionero al otro lado del mundo, pero por A o B motivo se metió a la universidad y estudió para ser abogado. Él me preguntó si Dios le demandaría que no se haya ido de misionero. Yo le dije: “Que yo sepa tú no tienes un llamado misionero. ¿O sí?” Como él me confirmó que no, proseguí: “Mira, si tú haces tu trabajo con excelencia para Dios y para tu prójimo en esa oficina en la que estás, en el día del juicio Dios te recompensará así como lo hará con los misioneros que están dando su vida en el campo”.

El problema de mi amigo es que veía algunas profesiones como sagradas y otras como seculares. Que unas son más espirituales que otras y por ende recibirán mayor recompensa en la eternidad. Vamos, todos los oficios son dignos. Todas las vocaciones pueden usarse para glorificar a Dios. Y como dije antes: Todas ellas son pagadas, ¿o no?

Entonces, quienes se dedican al canto y la música con todo derecho deben recibir una remuneración económica por sus servicios. ¿Está bien cobrar o está mal? Claro que está bien hacerlo. Mi punto principal a través de estos artículos es enfatizar la flexibilidad que el cantante o músico debe tener en cuanto a su salario, y de este modo no privar a la iglesia de sus dones espirituales.

Por ejemplo, yo conozco médicos cirujanos que profesan ser cristianos. ¿Es correcto que se les pague mucho dinero por sus servicios? ¿Está bien que cobren tanto dinero por una intervención quirúrgica? Por supuesto que sí. Nadie objetaría tal cosa. Aun así, a pesar de cotizarse tan alto, muchos cirujanos ceden sus tarifas para hacer accesibles sus servicios y beneficiar a personas que no tienen la capacidad de pagar sus honorarios. ¿Has oído tú de esas historias? ¿Conoces médicos que cobran menos en ciertas ocasiones? Probablemente sí.

Lo mismo debe pasar con quienes están en el ministerio musical. Está bien que pongan un cantidad mínima que esperan recibir, pero si una iglesia u organización, no tiene la capacidad de cubrir dicho monto, el ministro debería imitar el ejemplo de los médicos y hacerse accesible. Muy bien podrían aceptar ir a ciertos lugares conforme a la voluntad de Dios que hayan discernido y bendecir a los hermanos, independientemente del monto que les darán. Y si fuera necesario, poniendo de su bolsillo como dijo Pablo en 2 Corintios 12:14-15.

Por esta inflexibilidad de algunos ministerios es que muchos cantantes han sido acusados de mercaderes y de lucrarse inmisericordemente del Evangelio. La única manera de quitarnos ese estigma de encima es modificando nuestra filosofía ministerial en cuanto al dinero y someterla a los principios que establece la Palabra.

Continúa…