Las bodas son un momento especial en la vida de las familias. Marcan una nueva era. En nuestro caso, nos tocó celebrar la boda de mi hijo tan solo una semana después de haber pasado por un funeral en la familia extendida. Si las emociones estaban frescas luego de una experiencia tan triste, ahora estaban marcadas por una sensación de gozo y expectación.
Sin embargo, la travesía de un estadio de vida (final) a otro (comienzo) representa la gama de emociones y acontecimientos característicos de toda transición familiar. Cada vez que termina algo en la familia, algo nuevo empieza. Y esto es cierto si pasamos por una o varias transiciones juntas en el ciclo vital de la familia. Nuestro papel de padres con mi hijo ha terminado una etapa, pero empieza otra nueva.
En la familia extendida, un ser querido falleció, y mi sobrina dará a luz a otro ser querido pronto. Así es con todas las familias, cuando algo se acaba, algo nuevo siempre comienza.
Este acontecimiento tan especial en nuestra familia me hizo pensar sobre el significado de la boda para todas las familias. Aquí comparto cuatro pensamientos:
- Celebración de un rito de pasaje. Por milenios los hijos dejan a sus padres para unirse a sus parejas. Y por milenios esto ha sido un motivo de celebración para seres queridos y allegados. En efecto, estamos reconociendo que los hijos ahora son adultos y que su responsabilidad va más allá de sí mismos para cuidar de la otra persona en prosperidad o adversidad, en salud o enfermedad, fiel y respetuosamente hasta que la muerte los separe. Es un rito de pasaje milenario marcado por un voto solemne.
- Celebración de una historia de amor. Nada mueve al mundo como las historias de amor. Y no hay amor mas apasionado que el que culmina en un compromiso exclusivo y solemne. Al celebrar la boda de mi hijo, parte de la alegría y el gozo resaltaba el hecho de que todos conocíamos el romance y el amor de Gabriel por Raquel y viceversa. El lugar donde se conocieron (kindergarten) y el hecho de que fueron a la primaria y a la misma universidad juntos, pero sin tener idea de la otra persona, era una nota jocosa al igual que una lección sobre el momento adecuado o kairós. Al llegar ese día cuando se vieron de otra manera su romance floreció a plenitud. Es una historia de amor que merece ser contada y celebrada, como la de tantos matrimonios.
- Celebración del compromiso mutuo en público. Verlos tomar este paso a su edad y con tanta conciencia por lo que están haciendo es sumamente satisfactorio para toda la familia (la inmediata, la extendida y la familia de grandes amigos). La pregunta sobre si estaban listos para dar este paso, fue respondida en parte por la realización de que los padres del novio y la novia ¡se casaron de menor edad! Además, Gabriel y Raquel tomaron su relación muy en serio y decidieron llegar a este momento deliberadamente. Al ellos comprometerse ante Dios de manera pública, estamos celebrando como familia la continuidad de la misma y su aporte a la sociedad.
- Celebración y afirmación comunitaria de la nueva pareja. Si la pareja celebra su amor públicamente, la comunidad de quienes los conocemos y los hemos visto crecer celebramos y afirmamos su compromiso. Es nuestra intención específica verlos prosperar y tener éxito como pareja y como familia. Por lo tanto no dejan de ser nuestra responsabilidad ahora que han salido de casa. Es allí donde la familia de la iglesia, tanto como la familia extendida tienen su mayor labor: apoyar, educar, crear comunidad, festejar sus logros. Afirmar a la nueva unidad familiar es seguir celebrando su historia de amor. Una historia que, Dios mediante, traerá nuevos retoños y que pasará por otro ciclo donde los nietos tendrán sus nupcias y luego sus propios retoños.
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